(Crónica de un día de las infancias muy especial en Esquel)

Semana atrás me enteré que un almacén que concurrimos seguido, llamado Don Pepone
promovía un concurso para el día de las Infancias un concurso por un
sorteo de una hermosa bicicleta, cuya participación requería dejar en el
local un dibujito hecho por las niñas y niños. Pues bien, nuestras
hijas se pusieron a dibujar e invitaron a su hermano a dibujar, también.
Mientras lo veía entusiasmado a Fran garabateando en universo de papel,
mandé un WhatsApp al número de Don Pepone, texto que (luego me enteré)
fue reenviado por sus Empleados al propietario.
En el mensaje,
consultaba si a pesar de que Fran era mayor al requisito de
participación del concurso, podía sólo participar con un dibujo, para
incluirlo en el deseo de ser parte de un sueño, ya que además de muchas
complejidades de salud con las cuales nuestro hijo batalló y batalla
diariamente, su autismo lo enlaza al mundo de niños más pequeños,
cognitivamente.
A la tarde noche, el dueño de Don Pepone (A quien
jamás había visto en mi vida), me llama y me convida a visitarlo unos
minutos en su oficina cuando llevara los dibujos, para hablar de la vida
de Fran. Así lo hice con mi hija más chiquita, conversamos en la
oficina de Don Pepone con su propietario José Luis Palazón, quien con su
serena voz escuchaba con atención la historia de vida de Francisco. Me
cuenta que en virtud de la edad nuestro hijo no participaba por la
bicicleta, pero que gustosamente accedía a que su dibujo quede entre los
demás dibujos de niñas y niños, pero sabiendo del gusto de Fran por los
deportes, las bicicletas, el fútbol, la pelota a paleta, etc, él quería
darle un presente, una pelota de fútbol, así que nos preguntó de qué
club era. Nosotros le dijimos que no era necesario, con poder ser
incluido con su dibujo, era más que suficiente.
El viernes al
mediodía, cuando volvíamos del trabajo con la familia, llegó José Luis
Palazón con Marcelo Zurra en representación de los empleados de Don
Pepone y afuera de casa le dijeron a Fran que bajara de la camioneta del
negocio su pelota de fútbol, entonces Fran quedó paralizado, sonriendo
con nervios y una risa iluminada por la felicidad, la pelota se había
trabsformado en una flamante bicicleta nueva todo terreno con casco
incluido. Exploté en un mar de lágrimas y en un abrazo de montaña a José
Luis, al tiempo que la madre de Francisco, en otro mar de lagrimas y
emoción, saliá de la casa con las hermanas del nuevo biker para sumarse a
la infinita emoción.
Hoy, en el día de las Infancias, a pocos días
de aquel primer encuentro, cada vez que comento esta mágica
experiencia, me llueven nuevas historias de personas, merenderos,
comederos, organizaciones barriales, sociales y familias que vivieron
experiencias similares, bajo el anonimato y perfil bajo de este señor
con el corazón de un león.
Hoy, en este día especial de las
Infancias, creo que estas almas, estos seres, estas historias, deben ser
visibilizadas, para que se conozca que en este loco mundo, pais,
pueblo, existen faros de humanidad que tienen que ser conectados a las
sensibilidades de todas y todos y de esa manera la conciencia solidaria,
la empatía, es decir la humanidad, se transforme en el alimento de
nuestro cotidiana existencia.
Hoy, en este día de las Infancias, creo que cada vez que entremos a Don Pepone,
no sólo haremos una compra, sino que estaremos activando engranajes de
nuevas sonrisas, nuevas emociones, nuevas inclusiones, nuevas
humanidades.
Hoy, en este día de las Infancias, la familia Mateos
Novas se agrandó,ya que un tal José Luis Palazón, ya está tatuado en
nuestras vidas, anclado en nuestros corazones y seguramente en cada
pedaleada de Francisco en su nueva nave espacial, será un día más en la
batalla de su vida por ganarle un día más a la Vida que vuelve en Amor.
¡¡¡ Gracias José Luis!!!
– Fin –
pd: Agradecimiento a a todos los Trabajadores de Don Pepone y a Titto Di Paolo de Coyote Bikes, premio oscar al actor cómplice de amor de esta historia.
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