– Teoría del Doctor en Lenguas, Sergio Clito Risabio –
Pese a la supuesta ordinariez de esta frase popular, acuñada por nosotros en charlas de bares de mala muerte, nada está más lejos de eso y he llegado a la conclusión que en las entrañas de este pensamiento de anónimo origen, pero que salpica varias generaciones, existe una verdad absoluta y mística que al no ser esbozada bajo los parámetros europeizantes y doctos de la academia suele ser acusado, por su expresión rústica, de soez, pero le aseguro que no lo es.
También, aquellos que no se atreven a confesar los dolores hasta los cuales nuestro corazón se somete, seguro escupirán este texto, pero en las cloacas de nuestras vergüenzas y en el jardín de nuestras hidalguías, sabemos de que hablamos cuando hablamos del poder de las estimadas Shells.
Les pido a ellos, reflexionen sobre las fronteras o limites hasta donde nuestro sentido del coraje, el ridículo y la tristeza pueden llegar.
Les encargo a ellas, recuerden que el poder primero y ultimo lo tienen ustedes. Tengan piedad.
Tres pelos de Shell tiran más que una yunta de bueyes por que:
– Escribimos poemas con sangre, por Ellas.
– desbordamos cauces con ríos de lagrimas, por Ellas.
– Lamentablemente, a veces, nos arrastramos como babosas en el barro, por Ellas.
– Abortamos una escapada de pesca al mejor lago del mundo, por Ellas.
– Pese a la catarata de putedas, con el pecho inflado nos abstenemos de una tarde de fútbol con amigos, por Ellas.
– Nos hemos cultivado en las artes y las ciencias, por Ellas.
– Caminamos por la delgada linea del ridículo y, de vez en cuando, caemos rotundamente hasta besar el fondo del pozo de la depresión, por Ellas.
– Tartamudeamos, tropezamos, nos equivocamos al contar chistes, nos agarramos el dedo con la puerta del auto, todo por los nervios que nos producen, Ellas.
Sépanlo, damas de los cinco continentes del mundo, cuando decimos “Tres pelos de Shell tiran más que una yunta de bueyes”, no lo decimos peyorativamente ni desde el rencor, sino todo lo contrario, lo hacemos desde la más desgarradora verdad que nos asiste como simples perejiles de a pie ante la majestuosidad de sus bellas manifestaciones vitales.
Esto lo digo, algo agitado, mientras corro por la avenida, perseguido por vecinos del barrio residencial de Esquel a quienes les corté flores de sus cuidadosos jardines sólo para regalarle a Ella.
Calaverita Mateos (Esquel)
www.calaveralma.com.ar