“Lluvia ríe lágrimas”


Lluvia, que salpicas calles y almas,
llanto del techo del universo
beso mojado a la tierra
constructora de atorrantes charquitos
Lluvia, que salpicas calles y almas,
estornudo de nubes resfriadas
lagrimas que ríen en vertiginoso descenso
ducha de bosques, techos y paraguas
Lluvia, que salpicas calles y almas,
río intermitentemente vertical
pecas liquidas en el aire
escritura efímera en las ventanas
Lluvia, que salpicas calles y almas,
entra en mi mate, quiero beber tu historia.

– Fin –

Calaverita Mateos (Esquel)
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«Vaivén»


A veces tu mirada se aleja y soy penita brava
A veces tu mirada se aleja y soy penita
A veces tu mirada se aleja y soy
A veces tu mirada se aleja y
A veces tu mirada se aleja
A veces tu mirada se
A veces tu mirada
A veces tu
A veces
A
A veces
A veces tu
A veces tu mirada
A veces tu mirada regresa
A veces tu mirada regresa y
A veces tu mirada regresa y soy
A veces tu mirada regresa y soy sonrisa
A veces tu mirada regresa y soy sonrisa brava.

– Fin –

Calaverita Mateos (Esquel)
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¿Dónde está Santiago Maldonado?


Los ayeres con diente de leche en brazo de tus padres
¿Dónde están?
los baldíos y esquinas, mundos de piberío de barrio
¿Dónde están?
tus primeros guardapolvos empolvados de tizas de colores
¿Dónde están?
los primeros besos y poemas de amor
¿Dónde están?
las carcajadas liberadoras y las lágrimas que te maduraron
¿Dónde están?
aquellas primeros libros, aquellas primeras canciones
¿Dónde están?
las semillas de justicia y sueños de un mundo mejor
¿Dónde están?
los dedos pulgares haciendo señas de mochilero
¿Dónde están?
las rutas de la Patagonia dibujadas en tus suelas
¿Dónde están?
neneos, el coirón, las tierra y el agua tatuados en tu memoria
¿Dónde están?
la nieve, el sol quebrando la helada que fortaleció tu corazón
¿Dónde están?
lunas de la meseta que anidaron en tu pupilas de amor y paz
¿Dónde están?
El futuro de igualdad que trabajaste para los por venir
¿Dónde están?
Los Santiagos que fuiste y los Santiagos que serás
¿Dónde están?

Calaverita Mateos (Esquel)
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“El mal donado”


Las noches verdes oscuras de ayer, al parecer, se han cepillado los colmillos tras su sediento letargo y han masticado neneos, río, piedra e historia.

Otra vez nos han donado un mal, Maldonado…

Es una incógnita, no tiene entidad, no está, ladraba con cruel cinismo en los bigotes aquel donador de males y hoy, los ecos de su rabia, parecen regresar en jaurías de odio sin bozal

Otra vez nos han donado un mal, Maldonado…

Demasiada pena derramada, muchos sueños cortados de raíz, tantas alas cortadas por los cuervos sin alma no deben volver a sobrevolar voraces sobre nuestros derechos germinando

Otra vez nos han donado un mal, Maldonado…

De prepo y a los golpes nos donaron sus males y envalentonados quieren donarnos de nuevo su mal, pero el amor, la verdad y la justicia de los Pueblos que luchan por la paz…

¡¡¡ exigen tu vuelta y con vida, Santiago Maldonado !!!

Calaverita Mateos (Esquel)
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«Trazos del destino»


La mano de la Mano
a veces trabaja,
otras juega.

Traza las lineas de un sueño.

Las distantes paralelas,
pretensión de unión,
anhelan curvas y riesgos.

Sueña las lineas de un trazo.

El tiempo no amanece
cuando los planos vociferan
las formas, los planos.

Me imaginan las lineas
dibujando las formas que fui,
que soy, siendo ser.

Destino de trazar,
nosotros,
los trazados.

Calaverita Mateos (Esquel)
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“Donde el barro se subleva”

– Dedicado al pueblo de Comodoro Rivadavia –

Llora el Chenque sus tristezas de chocolate amargo
como lava fría por las calles
barriendo techos de chapa, esperanzas obreras
escupe furiosa la mar su furia de chocolate amargo
sobre los ladrillos amasados por los sueños de trabajo
se subleva el barro a mordiendo anhelos,

Pero allí

donde la negra leche de la tierra
vio nacer las manos laburantes que la parieron
canta el Comodoro su angustia
y es el Chubut aguerrido y bravo
desde las montañas plateadas en su sien
por la meseta mística solitaria e infinita
hasta la sábana azul donde navega la Orca
donde los brazos patagónicos
entrelazan amor por el otro
que soy yo, ellos, nosotros
para lavarle la cara al pueblo golpeado
irguiendo su horizonte nuevamente
sin rencor a la Mapu, más si respeto

y en los mañanas venideros

el mar les volverá a brindar alimentos
las calles serán calles, no ríos sin bozal
y el Chenque descansará de su tristeza
cobijando al Pueblo obrero de Comodoro Rivadavia

Calaverita Mateos (Esquel)
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«Vientre de Dicihambre de Dos mil hambruno»

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Memoria…No mas Vientre de Dicihambre de Dos mil hambruno
Memoria…No mas Vientre de Dicihambre de Dos mil hambrun
Memoria…No mas Vientre de Dicihambre de Dos mil hambru
Memoria…No mas Vientre de Dicihambre de Dos mil hambr
Memoria…No mas Vientre de Dicihambre de Dos mil hamb
Memoria…No mas Vientre de Dicihambre de Dos mil ham
Memoria…No mas Vientre de Dicihambre de Dos mil ha
Memoria…No mas Vientre de Dicihambre de Dos mil h
Memoria…No mas Vientre de Dicihambre de Dos mil
Memoria…No mas Vientre de Dicihambre de Dos mi
Memoria…No mas Vientre de Dicihambre de Dos m
Memoria…No mas Vientre de Dicihambre de Dos
Memoria…No mas Vientre de Dicihambre de Do
Memoria…No mas Vientre de Dicihambre de D
Memoria…No mas Vientre de Dicihambre de
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Memoria…No mas Vientre de Dicihambre
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Memoria…No mas Vientre de Dicihamb
Memoria…No mas Vientre de Diciham
Memoria…No mas Vientre de Diciha
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Memoria…No mas Vientre de Dici
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Nunca más…otro Vientre de Dicihambre de Dos mil hambruno!!!!!

Calaverita Mateos (Esquel)
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«Adiós maldito dictador»

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Maldito dictador
dictaste los renglones de la dignidad sobre las páginas de una américa borroneada por los colonizadores
Maldito dictador
dictaste las notas musicales al son de las tristezas negras para liberar la expresión de los tambores esclavos
Maldito dictador
dictaste las cantidades de harina y agua que un pueblo debe mezclar para crear y repartir el pan entre todos.
Maldito dictador
dictaste las palabras que, montadas en las olas del caribe, nos salpicaron de sueños de libertad.
Maldito dictador
dictaste los metros de tu barba que se enredaron en los anillos de los cuadernos que educan en igualdad de oportunidades.
Maldito dictador
dictaste las coordenadas para encontrar el tesoro de los sueños de revolución en la verde selva isleña
Maldito dictador
dictaste el número del calzado que los americanos debemos usar para patear el culo del opresor.
Adiós y gracias, maldito dictador.

Hasta la victoria siempre, querido Comandante!

Calaverita Mateos (Esquel)
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«La sangre entre las hojas»

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Gritan las mil voces el silencio
desde la garganta invisible de los nadies
como los trazos de la madera del roble
rasguños de soledades,
en pie
sosiega al valle atormentado por la paz.

La humedad y las horas trepan
se ahogan
fenece la metáfora entre las piedras.

las varias alas son remolino
ya en el cielo
la sangre es tierra, tela y pólvora
las hojas secas aceptan la confesión de la agonía
el soldado duerme en el bosque,
solo,
para siempre.

Calaverita Mateos (Esquel)
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