(Lenguaje inclusivo, niñes y humor)

Noche atrás, les estaba contando a Noá e India, una historia fantástica sobre unos duendes que en Esquel habitan en los árboles de cereza. El final, palabras más, palabras menos, era:
«…y todos, todas y todes los duendes regresan felices a su árbol…»
Noá, casi interviniendo el final, me dice:
«Papi, me encanta cuando decís todes»
Entonces, sonrío y les digo que ya era hora de dormir, a lo que Noá me exige que les cuente otro más. Me pongo serio y reitero con tono de sentencia que no, a dormir que mañana hay que levantarse a hacer tareas. Noá, con cara visiblemente disgustada y en desacuerdo, previo a darse vuelta y taparse con las sábanas sin darme un beso ni un hasta mañana, me retruca:
«Sabés que papá, sos un Concho»
La amé, sonreí y dormí una noche hermosa.