«Nieve, la Dama bella y sabia»


La nieve, esa bella, fría, sutil dama que vino a invitarnos a su fiesta tan hermosa, también nos convida a no olvidar la pulseada de la lucha de clases que sigue vigente, aunque lo blanquito, lo puro, quiera disimular la injusticia de la morocha América.
Niños jugando felices en las calles, sabiendo que al regreso hay una estufa, agua caliente y una chocolatada fortachona, mientras en un rancho de madera del otro lado del arroyo, los copos se abren paso entre las tablas mal pegadas, dos niños con mocos al borde de los labios se aferran a su jarrito de mate cocido, estiran la braza como el aliento mirando los pocos troncos de leña que le sobraron al terrateniente que desforestó su estancia para que corran tranquilos, ibres y fuertes, sus caballos de polo.
Un matrimonio cogotudo, copa de champagne en mano, brindan despechugados desde adentro de su bunker la nevada y le envían por whatsapp una foto típica navidad yanqui desde Esquel a Miami a su cuñado que cuenta dólares de la bicicleta financiera bajo una sombrilla en la playa; mientras tanto una parejita joven de changarines, sin changas, en la barriada morena, ajusta el plástico hasta que pueda cerrar el orificio que oficia de ventana por donde entra el frío, por donde se exilian las esperanzas.
La nieve, esa bella, fría, sutil dama que vino a invitarnos a su fiesta tan hermosa, también nos convida a no olvidar la pulseada de la lucha de clases que sigue vigente, aunque lo blanquito, lo puro, quiera disimular la injusticia de la morocha América.

Calaverita Mateos (Esquel)
www.calaveralma.com.ar

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