se arremolinan las angustias
clavando sus garfios oxidados
en la garganta opaca,
silenciosa
ayuna, de idiomas, de suspiros.
Vociferen ya, palabras
las sombras sobran
alrededor
Los rostros cabalgan recuerdos
lejanos.
la sed de quienes me odiaron
se desvanece.
En cambio, como el rocío,
que lava los ayeres sin sudor
la veo a Ella,
su cuello huele a distancia.
hasta el parpadeo de mis esperanzas
mastican aire en vano
al menos, caigo en el aciago olvido
con su piel cobijando eternidad.
Calaverita Mateos (Esquel)
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