«Mauro
Estaba en deuda con vos porque ni bien leí o relojié algunos párrafos tuve la eufórica impresión de saludarte. Demoré en leerlo, porque además la poesía -creo yo- no se lee de la primera a la última página como ocurre con una novela, por ejemplo, y porque además, soy un «lector salteado» como decía el gran Macedonio, porque Sur Realismo es poesía, es prosa poética, es decir, poema en prosa.
Y ahora que sigo leyendo te transmito mis impresiones porque el amigo Pablo me pregunta por lo mismo:
Qué soplo de aire fresco que viene del Nehuelpan para el achatado ánimo patagónico, qué inspirada desfachatez al mejor estilo Oliverio Girondo, qué bueno sacarse el chaleco de la solemnidad, el énfasis nostalgioso, la seriedad literaria de la escritura del Sur.
Hay, sin duda, un aire vivificador que despeja el cerebro con telarañas de «los sentados» y convoca a entonar «algo que sepamos todos», porque hay un ritmo relajado para gozar de un lenguaje zarpado, burlón, callejero.
Tu «almacén» es otro ejemplo de lo que para mí es el «Sur-realimo patagón» (ver «Lectura patagónicas» en Remitente Patagonia).
Me impactó el despliegue de ingenio en el decir-pensar-escribir y el trasfondo irónico de tu escritura. Signo sin duda de alguien que la piensa lunga y percibe, no se cuán lejos o cerca, el abismo. El abismo en el sentido nietszcheano, digamos, la nada, el caos sobre el que viajamos en la vida.
Con ese optimismo transgresor tu «Almacén» me hace sentir bien (me siento bien- a pesar de todo- me siento bien) al transmitir buena onda, positividad plena, alegría de vivir. En ese Almacén hay en sus páginas-góndolas una sucesión de textos que ofrecen (pasen y vean) alegría de vivir, que ofrecen detenerse en las insignificancias, en los invisibles e inombrables acontecimientos que nos traspasan, en estar atento al abrupto satori, al momento de iluminación rimbaudeana.
Che Mauro «calaverita», me cagó de gusto visitar tu raro Almacén. Al final las sonrientes (¿de frío, de muerte?) calaveritas, creo que del linaje de Guadalupe Posadas, oficiaron como ángeles inspiradores.
Yo, el ángel patagón»
* ÁNGEL URANGA, 1944. SIERRA NEVADA. CHUBUT
Ángel Uranga es un escritor chubutense, que vive en Comodoro Rivadavia y tiene una dilatada y prestigiosa trayectoria en el mundo de la escritura, tanto en nuestra provincia como en el resto del país. Sus obras de ficción como sus ensayos, hace mucho tiempo que están instaladas como una referencia insoslayable en el ámbito de la literatura patagónica.
Ángel Uranga ha editado los siguientes libros:
*Cinco siglos de Derechos Humanos y Leyendas Negras. 1992
*Desde la diferencia. 1997
*Fragmentos de un texto inconcluso. Los poemas de Omar Terraza (ensayo 1997)
*Viaje al Pozo – 1999
*El Eco de la Letra y Escritos al margen (Ensayos patagónicos) (1997-2011)
*Memorial de la tribu – Reseña histórica de Comodoro Rivadavia y cronología. 2001.
*Sombras nómadas en la meseta.
*Cuatro relatos patagónicos I y II (ficción 2004/5)
*Diario Apócrifo de un Riflero. Chupat 1885 (Novela histórica 2005)
* Análisis crítico sobre: «El Complejo Tehuelche» de Federico Escalada. 2010.
*Vencedores vencidos. Cronología del movimiento huelguístico en Santa Cruz de 1920-1921.
Además de múltiples colaboraciones en revistas literarias y en diarios de la zona.
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Calaverita Mateos (Esquel)
www.calaveralma.com.ar