Mujer, si me regalas dos mordiscos de tu desnuda desnudez, te juro por las nieves del tiempo que tiñeron la doscientos de Gardel, te vestiré con la piel clara de los ríos que hidratan estos deseos y, desde este cauce de volcán, me verteré en blanco sobre vos.
Calaverita Mateos (Esquel)
www.calaveralma.com.ar
Nunca hagas promesas cuando estás caliente.