(Losotro hablamo mucho má mejor)

Quienes han pasado como simples turistas por esta zona, principalmente por Esquel o también han optado por estas tierras para vivir, suelen observar dos fuertes características. Una, el desbordante caudal de bellezas naturales que se multiplican con cada parpadear. Otra, la parla de los esquelenses con ese particular modo de hablar entre dientes dejando los labios prácticamente cerrados como puñalada de tacho, por donde las palabras florecen a una velocidad notable.
Los puristas del lenguaje, el ala fundamentalista del ISER y el departamento de marketing de publicistas de la empresa de dentífricos Colgate no sólo se refieren a nuestra manera de hablar de manera peyorativa, sino que incluso algunos intrépidos han llegado más lejos aún, presentando denuncias penales contra todos los ciudadanos de Esquel por deformar el idioma español y promover la incomunicación entre los patagónicos y el resto de la Argentina. Recordamos un tramo del prólogo escrito por el reconocido Locutor Eduardo Aliverti en su libro “Esos ñatos hablan para la mierda”:
“…Y al llegar a ese lugar en donde se dan la mano la estepa y la cordillera, estaban ellos, los esquelenses. Qué pedazos de hijos de puta, de modular los labios ni hablemos con estos conchudos…”
Si bien el libro tuvo un relativo éxito entre los alumnos más chupamedias del ISER, otro libro de menor tirada y prepotencia caló hondo en las nuevas escuelas teóricas lingüísticas de América Latina, escrito por Sergio Clitor Isabio, el Doctor en Lenguas de la Universidad de Esquel, Conches Upico, llamado “Eh, vó, Alivert ¿So pesao?” donde refuta una a una las posturas tendientes a legislar y uniformar el habla, esbozadas por el Locutor antes citado.
A continuación un extracto de la obra de Clitor Isabio, del capítulo XI, titulado “Con mi boca hago lo que se me canta el orto”:
“…En estas tierras, antes que la fauna intelectual del mundo comenzara a esbozar los peligros de la globalización, no sólo en la economía, sino en a cultura y principalmente en el lenguaje, nuestros ancestros, abuelos y padres supieron que el pensamiento único venía por nuestras simbologías, por nuestra oralidad, primer y último bastión de la identidad de los Pueblos. En virtud de este temor, por precaución, nuestros antiguos pobladores comenzaron a hablar con los labios cerrados para proteger las palabras, brindarles calor, prepararlas antes de ser evacuadas de la cavidad bucal, para que salieran con coraza y espada a defenderse del ataque globalizador y uniformante, como así también la verba rápida y ensimismada tiene su lógica en el crear lazos y unión, sin dejar mucho tiempo y espacio entre cada palabra, para que la unión y velocidad de las frases tengan más fuerza ante el embate de los malignos deseos de uniformar la lengua que el sistema globalizante ha decidido llevar adelante…”
En la actualidad, libros de Aliverti suelen verse en las bibliotecas de los gendarmes del lenguaje o como anotador de chin chon en algunos geriátricos del conurbano bonaerense. Lamentablemente, ejemplares de la obra de Sergio Clitor Isabio no se encuentran ya, tal vez están celosamente guardados en humildes y fortachonas bibliotecas populares o familiares de Esquel y la región.
Lo cierto es que el impacto de la teoría esgrimida en “Eh, vó, Alivert ¿So pesao?”, se puede saborear con la simple, exótica y bella forma de hablar de los esquelenses, en donde la verba viaja y se confunde con el mismísimo viento patagónico.