“La Fuente de la Información”

(Leyenda Patagónica)

Se ha debatido incansablemente sobre la obtención, uso y manipulación de las fuentes informativas en academias de renombre, foros periodísticos de fuste y en locales ambulantes de venta de panchos, pero poco se ha hablado de una historia, viva, que aun late en las charlas de asados, entretiempos de los partidos de la liga independiente y a la hora de estimular a los niños y niñas a tomar la sopa cuando éstos se niegan.

Se trata de un lugar, un punto, aparentemente una esquina de alguna ciudad patagónica en donde confluyen, misteriosamente, las ondas radiales, los papeles de diarios arrastrados por el viento y donde se amontonan los bits hijos de los portales de noticias, generando una especie de nube fantasmal, algo así como un remolino apenas imperceptible, cuya vida como tal dura nada mas que unos escasos segundos y, que sólo unos pocos afortunados y afortunadas pueden divisarlo e incluso descifrar los códigos informativos que allí adentro revolotean salvajemente.

La leyenda popular cuenta que soldados de la BBC, Editores del New york Times y hasta directivos de la Dolche News, suelen camuflarse en estos lares, en las calles de Esquel, disfrazados de cuadrillas de empleados municipales, trabajando sobre desagües, baches y alumbrado público y, que en realidad, sus herramientas, ocultan sofisticado equipamiento tecnológico utilizado para encontrar la afamada “Fuente de la Información”. También se dice que han visto una espectral figura caminando por las calles, arrastrando pesadas cadenas, emanando olor a azufre, sacudiendo un gigantesco atrapa mariposas por los aires buscando algo desconocido para el resto de los mortales. A esta siniestra aparición algunos la llaman Héctor Magneto o, simplemente, Diablo, y quienes se topan con ella, ruegan se trate del diablo, quien es mucho menos malvado y dañino.

Es muy probable que esta leyenda, hija de la tradición oral patagónica, sea discriminada y pase inadvertida dentro de un fardo de fakes news nacionales e internacionales, pero un grupo de periodistas investigadores de casos paranormales denominado “Bandurrias de la Cuarta Dimensión”, hemos profundizado sobre el tema en cuestión y poseemos un testimonio fotográfico de una vecina cercana al edificio de Gendarmería, quien asegura que todas las mañanas a las 6 horas 13 minutos un señor de tez blanca, de estatura baja y medio canoso, llega caminando por la plazoleta de la Avenida Holdich hasta la esquina que se topa con la Avenida Alvear, ahí se detiene, mira fijamente un punto fijo en el aire, como si viera hipnóticamente, por unos segundos, una aparición, sus ojos se mueven de un lugar a otro, cual lectura e inmediatamente encara nuevamente la caminata, esta vez por la Alvear, hacia el centro de la ciudad. Recabando información de los vecinos, reticentes a brindarla, hemos llegado a la certeza que se trataría de un tal Raúl Carello y el destino final de la sistemática caminata diaria sería el edificio de Radio Nacional Esquel.

Los “Bandurrias de la Cuarta Dimensión” estamos firmemente convencidos que en esa esquina de Esquel, alguien descubrió la Fuente de la Información y la fotografía refuerza esta teoría.

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