Cuando Estela acarició la mejilla de su Nieto por primera vez, las raíces más profundas del místico Amor, que dormía el sueño de los justos, despertó un mimo sin principio ni fin en la mejilla de la Memoria de la Tierra que es, siendo, cuando somos.
* Dibujo de Troche.
Calaverita Mateos (Esquel)
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