Si bien, la historia oficial sitúa al Emperador de Etiopía, Haile Salassie, como el líder espiritual y creador de l religión Rastafari, los esquelenses sabemos bien que es una burda mentira, reforzada seguramente por el vocero falaz llamado Bob Marley.
Eh aquí, la verdadera historia del líder espiritual natural de la ciudad de Esquel y por proyección, del mundo:
«En el año 1915, en Esquel, en el terreno en donde hoy está instalada la nueva terminal de ómnibus, existía un almacén de ramos generales llamado «Fari» y cuyo propietario, Juan Pedro Cafulcurá Roberts, conocido como el «Rata» se caracterizaba por no contar con casi ningún producto para la venta, hecho que generaba odio en los clientes que criticaban y, a veces, llegaban a insultar al Rata; pero el dueño del local siempre contestaba con la misma frase hija de un modismo local.
Algunos ejemplos:
1)
Cliente: dame un paquete de fideos.
Rata: No tengo.
Clente: sos un pésimo comerciante.
Rata: Jah, boló!
2)
Cliente: me vendes un paquete de sal fina?
Rata: no tengo.
Cliente: metete el negocio en el culo.
Rata: Jah, boló.
Cansados los vecinos del barrio y casi todos los ciudadanos de Esquel, decidieron juntarse e ir a linchar al Rata e incendiar el almacén Fari.
Cuando llegaron a la puerta, Rata los miró sorprendido y les preguntó:
Rata: Hola, vecinos. Qué desean llevar?
Vecino: si no tenes el bozal que usó el Malacara, te molemos a golpe y te quemamos el Fari.
Rata: Jah, boló.
Respuesta que produce la inmediata reacción de los vecinos que se abalanzaron hacia Rata, quien logra escabullirse por la puerta trasera perseguido por centenares de vecinos. Al doblar la esquina, Rata voltea su cabeza para mirar hacia atrás a sus agresores con tanta mala suerte que tropieza y cae de cabeza en un tanque con brea ya tibia.
Al llegar la horda de violentos, no ven a Rata, pero segundos después, emerge del tacho de brea el Rata, todo negro, sus ojos bien blancos, con los pelos todos pegotedos al estilo que luego usaría Bob Marley (dreadlocks), y en su boca el bozal del Malacara que, casualmente, había sido guardado en secreto adentro de ese tacho por decenas de años.
Al verlo a Rata como un ser de otro mundo, los vecinos exclamaron:
Vecinos: Magia!…eres Dios!
Rata: Jah, boló.
Los vecinos creyeron encontrar en aquel repetitivo modismo de Rata el nombre del hijo de Dios en la Tierra luego de Jesucristo y comenzaron a orar casi como un mantra:
«Jah, Boló…Jah, Boló…Jah, Boló…Jah, Boló….»
De ahí en mas, el almacén Fari pasó a ser un templo para ir a rezarle alabanzas a Jah Boló.
El santuario y su dueño, es decir su nombre y el del negocio dieron nacimiento a una nueva religión:
«El RATAFARISMO»
Sus seguidores, suelen hacerse los dreadlocks en homenaja a aquellas mechas pegoteadas de brea y tributan oraciones al nuevo líder espiritual del mundo, nacido en Esquel:
«JAH, BOLÓ»
Calaverita Mateos (Esquel)
www.calaveralma.com.ar