(A la memoria de Doña, Celia Beatriz Menises de Macayo)
Hoy, en mi pueblo, los libros lloran tinta e historia y amanecieron las cortinas de la librería Macayo cual parpados cabizbajos.
Hoy, en Esquel, las aves agitan sus alas que son las páginas de los libros que alguna vez migraron desde las estanterías de la librería hasta nuestras escuelas y hogares para contarnos del mundo que fue, la vida que nos es y el futuro que nos enrosca desde lejos.
Como un duende mágico y escurridizo, asomando sus canitas elegantes entre las torres de papel y palabras andaba Doña Celia Beatriz Menises, mimando las manchitas de tinta que salpicaron de imaginación a nuestros abuelos, padres e hijos.
Humilde local de la calle 25 de Mayo, en Esquel, si hasta las baldosas de tu vereda parecen despedirla con el calor que derrite escarcha, mientras el sol peina sus rayos en el reflejo del vidrio que nos devuelve el alma de Doña Celia.
Adiós y gracias, Doña Celia, el saber que revolotea en las almas de nuestra identidad esquelense, está escrito sobre los renglones de tus recomendaciones como esa voz suave, segura, que nos hacía esquiar en las montañas de hojas de nuestra librería.
Hoy, en mi pueblo, los libros lloran tinta e historia y amanecieron las cortinas de la librería Macayo cual parpados cabizbajos.
* Dedicado a mis amigos, Ricardo y Gustavo Macayo.
Calaverita Mateos (Esquel)
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