Las fantasías que no cumplimos, por temor o pereza, no fenecen.
Durante las mañanas de escarcha y azúcar un niño nacido en la octava luna de Plutón pasa volando rasante por los jardines de Esquel, Trevelin y Aldea Escolar. Lo llaman Gumito.
Todos los días absorbe las fantasías humanas sin concretar y las siembra en el lado oscura de la luna. Los días miércoles pasa con sus amigos a recolectar los frutos y los colocan en canastas tejidas con hilos de la araña que teje sin cesar la vía láctea. Cuando llueve, Gumito y sus amigos se confunden entre las gotas de agua y las lagrimas de los ángeles desterrados, bajan a la Tierra, sobrevuelan los jardines de Esquel, Trevelin y Aldea Escolar dejando esos frutos en formas de grosellas, corintos y calafates.
Quienes prueban estos frutos vuelven a creer en la fantasía y vuelven siempre a estos pagos.
Calaverita Mateos (Esquel)
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