(Leyenda patagónica)

Hay momentos en la vida donde uno debe ser valiente, poniendo sobre la mesa lo que se ha silenciado por miedo, cobardía o complicidad y este es el momento, al menos de mi parte. Debemos exigir saber quien estuvo detrás del diseño urbanístico de nuestra ciudad, sobre todo y específicamente, el sector ubicado entre las calles Perito Moreno/Hipolito Yirigoyen y Avenida Alvear/ Avenida Ameghino.
La urbanización de una ciudad constituye uno de los rasgos primordiales para moldear la identidad de los habitantes que la componen, siendo su diseño una cuestión seria que no debe o no debería ser dejada en manos de improvisados.
Es aquí donde me detengo, amigo lector, para contarles una cosita muy extraña que sucede en Esquel, hecho comentado por la mayoría de sus conciudadanos en bares, pasillos de claustros escolares y universitarios, como así también en charlas de mesas familiares, pero obviada sistemáticamente por los medios de comunicación y representantes políticos de todo el arco político. Preste atención.
Quienes son nacidos y criados (nyc) o aquellos que han decidido plantar sus alpargatas en esta localidad conocen el misterio. Para simplificar y no distraerme por las peatonales de efímeros simbolismos, seré breve, directo y conciso. El espacio urbano mencionado anteriormente está en constante mutación o movimiento.
Seamos sinceros, bien es sabido que las calles Darwin, Antártida Argentina, Molinari, Owen Jones, Pateur, comprendidas entre las avenidas antedichas constituyen un fenómeno paranormal hecho y derecho, sino remitámonos al libro del Agrimensor Carlos Oliver Evans que, en su libro “Calles era las de antes”, en la página 40287 Capítulo 278, escribe lo siguiente:
“…Cuando llegué a mi casa, al revisar los planos realizados horas antes, no coincidían con los datos trabajados la semana anterior, ergo, esta calles están embrujadas…”
Es harto conocido que cada vez que debemos atravesar aquel barrio tradicional de nuestra ciudad y sobre todo si debemos ir a una dirección determinada ubicada en aquella región geográfica, una gota de nerviosismo, un leve temor nos invade ya que no estamos seguro si llegaremos a buen puerto, pues la mecánica urbanística en aquel barrio produce movimientos de las calzadas, trueque entre las ubicaciones de las calles, cambios de nombre y numeración e incluso, como aseveran algunos turistas que han incursionado en esta zona, los carteles con los nombres de las calles en las esquinas suelen trasladarse e intercambiar posiciones.
Muchos afirman que se trata de una ilusión óptica de algunos debido a la ingesta desmedida de torta fritas amasadas con harina en mal estado, otros lo atribuyen a la magia negra y la Liga de Arquitectos Japoneses de Esquel firmaron un documento donde sentencian y, según ellos, establecen las pruebas fehacientes que todo es producto del establecimiento del barrio sobre el lomo de un volcán cuyos movimientos subterráneos modifica el posicionamiento urbanístico de la zona.
Sin mas, creo que no tenemos que achicarnos ni sentirnos mal cada vez que debemos trasladarnos al interior de aquel rectángulo ciudadano de Esquel, sospechando que las direcciones, las numeraciones y hasta algunas casas, cambian de lugar o modifican sus nomenclaturas; es mas, me animo a decir que si somos inteligentes, dicho misterio de la arquitectura mística de Esquel puede ser aprovechada en pos de todos los vecinos desarrollando turísticamente el lugar en cuestión y dotar de valor agregado a este barrio e’ Mandinga.
Esto lo escribo sentado en mi auto, estacionado en la calle Owen Jones al 700, no, mejor dicho Pasteur a la misma dirección, perdón ahora veo que es Molinari; maldición, efectivamente estoy en el lugar embrujado.
– Fin –
Calaverita Mateos (Esquel)
www.calaveralma.com.ar