«El misterio de las Tres Marias» – (Leyenda Patagónica)

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Cuentan las tradiciones orales originarias que, hace tiempo, cuando las palabras no habían parido lenguaje, desde la sábana de luces de la noche sin límite, una de las Cuatro Marias descendió colgada de una pelotita de corinto en el centro de la meseta Patagonica.
Esa misma noche, rodeada de un circulo de choiques danzantes y un coro de bandurrias alocadas, la Estrellita aventurera hundió su existencia en el árido suelo vestida de semilla de diente de león.
En su interior estaban escrito en trazos místicos, sus sus sombras y luces.

En la piel de la leyenda que aquí esbozo, la estrella pichona volvería junto a las otras tres el día que alguien interprete su mensaje.

Un día, montado a lomo de una liebre multicolor, un poeta sin rumbo ni destino cabalgó hasta el centro de la meseta orientado por las guiñadas de los ojos de la Cruz del Sur.
Se detuvo el joven poeta en un punto en el cual los neneos saltaban ludicamente alrededor de una planta de achicoria, desde la cual brotaba una flor de diente de león que hablaba en el idioma de los ancianos arco iris.
Tomó suavemente la planta y bebió de sus pétalos el vino del Estío. Comprendió la lengua de los siete colores. Descifró el mensaje de la estrella hereje.

Hoy, los abuelos y abuelas cuentan que la Estrellita nunca más volvió al cielo.

Las Tres Marias lloran en las noches y están media inclinadas señalando el lugar aquel en donde la Estrella y el Poeta se animaron al amor, logrando unir el cielo y la tierra.
En la actualidad, los amantes eternos, suelen enterrar en la meseta patagónica botellas de vinos del estío, para destaparlas cada vez que nace un hijo, para beber ese néctar y continuar la tradición de los amantes que hablan con las letras de la Tierra y el Cosmos.

Calaverita Mateos (Esquel)
www.calaveralma.com.ar

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