Me abstengo, basado en las modificaciones substanciales de las semblanzas preconcebidas por las directivas anatómicas, previsibles y anacrónicas de las especulaciones precámbricas acaecidas, invariablemente, en las especulaciones biológicas y herboristas de la vegetabilidad morfológica.
Prescindiendo de connotaciones religiosas o supersticiones de carácter popular, involucro con la pertinencia del profesional y la constancia disciplinaria de las estructuras científicas, puestas al servicio primogénito, todas mis herramientas sapienciales, mis lustros de inmersión en las laberínticas calles de las bibliotecas, en pos de establecer y compartir con el sector académico, como así también con los hombres de buena estampa, sedientos de las bondades perpendiculares del poderoso saber.
Es así, ilustrados lectores, que tras arduas e incesantes horas de investigación, he llegado oportunamente a establecer una sentencia científica irrefutable.
Entonces, estoy en condiciones de visibilizar, divulgar y sociabilizar esta universal verdad, luego del análisis agudo de un sonido que vertebra intrínsecamente las interlinealidades de las galaxias y sus componentes micro y macro, a tal punto de producir, efectivamente, la detención palpable del Universo.
Paso a desplegar, brevemente y en términos técnicos, esta teoría que cambiará el rumbo del conocimiento humano:

«EL SONIDO DEL PRIMER AJÓ QUE UN HIJO NOS REGALA, ES MAS IMPORTANTE QUE EL UNIVERSO MISMO, AL CUAL ESE AJÓ, LO DETIENE POR COMPLETO. QUÉ LO PARIÓ»

Calaverita Mateos (Esquel)
www.calaveralma.com.ar

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