La invito, lo invito, a cerrar los ojos algunos segundos, a respirar tranquilo y sumergirse luego de leer estas simples palabras en un ejercicio de reflexión autónomo, despojado de las influencias externas (aunque difícil) de los medios de comunicación, de las propagandas electorales e incluso de aquellas personas con las cuales coincide ideológicamente, sólo tómese el tiempo de pensar, pensarse, pensar más allá de una posición aislada de otras individualidades.
Este domingo, la boleta que se cobijará en el sobre y de ahí a la garganta por la boca de la urna para alimentar la democracia, no es sólo una elección individual, no hay en ella un lazo directo hacia la representación personal, sino un entramado de complejidades y engranajes que se entrelazan y motorizan una maquinaria sofisticada que pone en marcha construcción de una Casa habitada por millones de casitas diversas, hermanas, adversarias, contradictorias, pero coexistentes.
Ese papel, si desde el inicio es tomado con una mano salpicada de odio, venganza, revanchismo o cualquier vicio emotivo tal vez, no lo niego, pueda a corto término resolver un entripado personal, individual, pero no el de una mayoría, que son las mayorías de las casitas que conviven con usted en esa máquina mayor que usted habita, es entonces que a la larga esa inmensa cantidad de casitas que caerán en desgracia inevitablemente van a entorpecer sus aspiraciones individuales, si se quiere, y mire que le estoy permitiendo incluso pensarlo de manera egoísta si usted ha sido construido desde lo simbólico en una matriz capitalista y del sálvese quien pueda, incluso así, también en algún momento sus intereses y de los cercanos se verán truncados.
Disculpe, volvamos al ejemplo imaginario de ese engranaje que se activa con la boleta en la urna, cual efecto mariposa. Si coincidimos que el odio, el racismo, la xenofobia y otros valores (o disvalores) que tienden a ser excluyentes del otro, tienen en su misma sangre un vicio que podría ser visto, a afectos de la metáfora con la máquina como si se tratara de una sustancia, un mineral o algo que en lugar de aceitar los engranajes, los erosione, los trabe, los destruya, tal vez le haga creer al principio que anda más fuerte, ya que hace ruido, pero es sólo maquillaje, apariencia, ya que en definitiva el sistema irá en franca destrucción, naturalmente.
Ahora bien, si al papel que va a meter al sobre y posteriormente a la urna lo imagina como un combustible liviano, natural, amigable a los engranajes de una maquinaria compleja, en pocas palabras, le concede un valor de Amor, incluso para quienes está convencido o creé que han están en frente de sus posiciones, tómese unos minutos y el trabajo de no oír aquellas construcciones mediáticas y las vociferantes cargadas de odio, sólo rastree el pasado lejano, el pasado presente próximo y la actualidad y evalúe a sus vecinos, a sus amigos, a sus parientes, observe su heladera, mire cuántos derechos ha ganado o cuántos ha perdido, imagínese si estamos más cerca de los imperios que siempre nos han quebrado una y otra ve o estamos más cerca de construir con perfectibilidades una tierra más propia desde nuestros propios intereses.
Mire, señora, mire señor, atrévase a preguntarse qué motivo le llevó a sentir desprecio por el otro que no tiene su color de piel, que no tiene su origen supuestamente europeo, que causas lo obliga a desear, o al menos expresar, la exclusión o penalización de los más vulnerables, qué “Mátrix” funciona detrás de los detrases para construir semejante estructura mental que, a la larga, se volverá en contra de sus propios intereses, de los intereses de sus seres queridos y una y otra vez el círculo de dominio y pobreza de las mayorías volverá a rodar como un karma incurable.
Arriésguese a bajarse del uniforme y tedioso tren del sentido común, ese sentido que ha sido trazado para mantener todo en el mismo estado en que está, o peor, en donde siempre los mismos ganan, siempre los mismos pierden, conviértase en un héroe de sus hijos y de aquellos a quienes antes miraba con desprecio y sea valiente a sacarse el pesado traje de plomo que lo opaca, lo entristece, lo sofoca, transformar sus esquemas no lo hace débil, sino todo lo contrario, le permitirá despojarse del sentido común tan dañino históricamente y asistir a una multiplicidad de sentidos diversos y variados que coexisten e intercambian sus energías y experiencias, hecho que una y otra vez los sistemas dominantes utilizan para crear uniformidad de pensamiento.
Sea libre.
Desee la libertad de los demás.
Trabaje por la libertad de los que incluso creé están en su contra.
Le aseguro que va a respirar mejor, su mirada va permitirle al alma fluir con mayor autonomía para que ella registre la realidad con autonomía emotiva y racional, no sólo desde la pre concepción estandarizada por la historia oficial. Le prometo que sus hijos, el que camina a su lado inmediatamente percibirán esas vibraciones y se la devolverá de ese u otro modo en la transformación de la cuadra, del barrio, del pueblo, de la nación y mucho más allá. No se permita resignarse a odiar a aquellos que le enseñaron a odiar por prejuicio racial, político e ideológico, hay otros intereses que han moldeado esa percepción y le aseguro que está realmente muy lejos de lo que su corazón realmente quiere expresar, pero esas cabezas que digitan la lo establecido no cesan, no descansan en su voracidad.
En sus fueros internos usted sabe bien que eso del derrame es obsceno, como mirar a su hijo diciéndole que está bien comer y comer y tener y tener hasta que ya no quepa más en mi panza y en mis propiedades para que aquello que sobre caiga sobre el desposeído, no creo que su corazón sea tan frío. Encontrémonos con nuestras miradas en la honestidad, yo se que usted prefiere que cada uno tenga lo que le corresponde y viva lo mejor posible. Ningún ser en su sano juicio puede pensar lo contrario o usted creé que la desigualdad es producto de la naturaleza humana y no hay nada para hacer. No, hay mucho que hacer y el Amor es el primer combustible, el primer motivo que tiene que impulsarlo a ir hasta la urna y demostrar la valentía, el coraje de creer que es posible el derecho a la igualdad de oportunidades, la de sus hijos y la de los otros, como en una simple regla matemática en la cual los otros también ejercen ese noble anhelo.
¿Que si el camino es mágico? No, en absoluto, es trabajoso, recuerde que quienes han creado esta división absurda de clases lo han hecho a base de cemento y piedra, pero lo nuestro es la tierra, el agua y la semilla, para el pan, el vino la prosperidad de cada una de las mesas de nuestro país.
No suelo ponerme tan solemne, pero tengo una responsabilidad social y también después de apagar esta compu tengo que mirar a mis hijos y tengo que caminar las calles de mi pueblo. Tanto mis peques, como mis vecinos, así como ellos hacia mí, tenemos un contrato social, el de los Derechos Humanos y son incuestionables y eternos, desde ahí, desde ese piso o desde esa fuente de sabiduría y construcción colectiva de paz y amor es que usted debe atreverse a dejar en la urna, en el secreto acto de decisión su verdadero, su más íntimo anhelo para la sociedad que quiere construir y ver.
Por más vueltas y palabras difíciles que quieran anteponerle hombres serios supuestamente interesados en su bienestar, no hay camino de paz, justicia y amor si no hay tierra, techo y trabajo para la mayoría, lo demás son todas mentiras y espejitos de colores.
Anímese a ser parte del engranaje, como actor modificador del mismo, desde una concepción colectiva y no individualista. Estas estructuras no tienen dueño, se las adueñaron que es distinto, está en nuestra manos con un primer paso de ser el héroe de esta historia como en un libro de Elije tu propia aventura, aquí, mañana, el camino es muy claro si sólo lo piensa algunos segundos en reflexión autónoma.
Latinoamérica tiene destino de libertad y soberanía, condiciones innegociables para poder lograr mejores condiciones de igualdad de oportunidades, pero todos tenemos responsabilidades, menores y mayores, y usted sabe bien cuál es el camino, aunque contraríe ese sentido común que le crearon los discursos prefabricados.
Elija con Amor, es más simple de lo que creé.
Calaverita Mateos (Esquel)
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