“Camino al orgasmo o nirvana sexual, según el Dalai Palante”

(Protocolo para pecadoras y pecadores)

* Precaución: No dejar al alcance de sotanas y cruces *

Primero:
Una vez encontrada la locación pertinente, ambos futuros pecadores colocarse de pie frente a frente uno en cada margen de la cama, mirándose fijamente, preferentemente con un vaso de whisky o copa de champagne en una de las manos y un porro con frescas flores en la otra. Luego de un par de tragos y algo de dulce humo en nuestro corazón, permitir que las miradas jueguen libremente y la sonrisa se sume sin prejuicios, incluso dando lugar a posibles carcajadas.

Segundo:
Quitarse la vestimenta suavemente, sin esgrimir palabra alguna, sin quitarse las miradas y permitirse reírse sin burla de cuestiones inherentes a nuestros cuerpos, permitiendo despejar tensiones o, mejor aún, transformarlas y dirigirlas hacia puntos más propicios, llámese punto G, por ejemplo.

Tercero:
El orden de los factores no altera el producto, pero elijamos en este caso darle el paso a la dama que recostará su cuerpo sobre la cama, ojos cerrados, brazos relajados al costado y las piernas estiradas y flojas. El susodicho deberá navegar con sus labios, con suma elegancia, desde la punta de los pies hasta la frente de la anteriormente mencionada intentando en lo posible no rozar la entrepierna ni los senos para, luego de ejecutada la tarea anterior, ayudar a girar ciento ochenta grados el cuerpo y realizar el mismo trayecto sólo que esta vez detenerse particularmente en la nuca de la dama. En este acto realizar dibujos en este territorio nucal con los labios y extremo de la lengua con sumo cuidado y lentitud.

Cuarto:
Invertir los roles y, paso siguiente, una vez que el caballero se encuentre en la posición establecida, la capitana de la nave navegará con sus labios el mismo trayecto recorrido en el paso tercero, con la salvedad que en esta ocasión ella podrá detenerse en la entrepierna del caballero y, dueña con convicciones de su mandato de capitana, realizará dibujos con sus labios y lengua intentando elevar el mástil para que el viento del placer comience a mover ambas embarcaciones para llegar a un puerto en común.

Quinto:
Aunque suene reiterativo, nuevamente intercambiar posiciones y en esta ocasión permitir al caballero que ejerza el rol de un Salvador Dalí sin bozal y se permita merodear, tantear y moldear sus labios y lenguas a las paredes y labios de la sonrisa vertical humedeciendo dicho sector hasta toparse con el joystick G o clítoris según los supersticiosos donde activaremos el centro gravitatorio hasta permitir que los canales de la razón y la lógica que atan a la realidad se desconecten y aborden las energías vitales y sensuales del universo acercándonos al borde de la cascada del placer.

Sexto:
Una vez abierto los portales de los cauces energéticos sexuales, las naves están listas para chocar en coordinada anarquía, mediante un entrevero de inescrupuloso de labios, brazos, manos y lenguas, otrora llamado besos salvajes, sumergiéndonos en un limbo suprasensorial que convida e invita vertiginosamente a ensamblar mástil y sonrisa vertical para, una vez constituidos en una sola nave, dejarnos caer por la cascada intespestuosa del placer en busca del Puerto Orgasmo o Nirvana de los pecadores, según usted quiera llamarle.

Séptimo:
Discúlpeme, pero a esta altura, con la calentura que emanan de estas palabras me pregunto qué coño hace usted leyendo y yo escribiendo, mejor hagamos un bollito con este insulso texto, lo revoleamos al cesto de los castos y vírgenes y nos enredamos sin protocolo alguno en las sábanas de la lujuria.

Octavo:
Para finalizar, Iba a escribir paso ocho, pero intuyendo la ironía de las pecadoras y los pecadores que aquí nos congregamos, hubieran rematado inmediatamente con el archi clásico “el culo te abrocho” y esto, justamente esto, será materia del segundo tomo de “Camino al orgasmo o nirvana sexual, según el Dalai Palante” (Protocolo para pecadoras y pecadores)

Calaverita Mateos (Esquel)
www.calaveralma.com.ar

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