En la mayoría de las frases que nacen del imaginario popular tienen tanto, pero tanto contenido científico, filosófico y artístico en brevisimas palabras que suelo imaginarlas como comprimidos estimulantes del alma y la razón, de circulación libre y gratuita,
Además, regalan unas imágenes a través de sus letras que genera belleza, también.
Quisiera estrechar la mano de quien, perdido en el anonimato de la historia, seguramente en algún rincón del campo profundo y ayuno de los dictámenes de los claustros occidentales, esbozó:
«ANDANDO EL CARRO, SE ACOMODAN LOS ZAPALLOS»
Calaverita Mateos (Esquel)
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