📚 El Poray 📚

(Etimología y origen de la lengua patagónica)

Notoria fue la labor del Profesor Sergio Clitor Isabio, en la materia “Hablá bien o te Cago a Palmazo” de la Universidad Esquelense “Conch Supico”.
Isabio plantea en su tesis doctoral “Hablamo como el orto, pero se entiende igual” que el término “Poray” es anónimo, de carácter popular, pueden rastrearse algunas de sus fuentes etimológicas en la lengua de los Esquelenses :
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 “Por”: Abreviación de Porota, primera cartógrafa patagónica que vivió en el Barrio Ceferino, creadora del primer mapa del Pueblo de Esquel.

 “Ay”: Concepto articulado por el Biólogo especialista en Sobacos de Piches, John Teodoro Whashington, donde se coloca la letra “A” y la letra “Y” como extremos de un campo de posibilidades contenidas en las restantes letras del abecedario (Cabe aclarar que el Doctor John siempre tuvo fobia a la Zeta hecho que produjo la ausencia de la misma en su particular observación del abecedario español.

Entonces, la conjunción semiótica y semántica de los postulados “Por” y “Ay” denotan dos enunciados significantes con sendas características propias y articuladas al mismo tiempo, es decir, por un lado “Poray” alude a la señalización de una ubicación un tanto amplia, pero fidedigna. Por otra, “Poray” deconstruye la estructura de la distancia y el tiempo tramado por la cultura occidental imperialista y ubica una situación u hecho determinado dentro de una línea de tiempo no verticalista, sino que ofrece una gama de posibilidades más horizontal y oportunidades temporales casi sin limites.

Ejemplo ejemplificador que ejemplifica:

🧔: Hola, viejita’Lagua.
👨‍🦳: Qué hacé, boló.
🧔: Che, ¿vas a ir a ver el recital?
👨‍🦳: Poray voy.
🧔: ¿Toca @paillacaneduardo ?
👨‍🦳: Poray…
🧔: ¿Y toca @pattosymphonia ?
👨‍🦳: Poray…
🧔: ¿ @fueggoinmensoreggae  toca?
👨‍🦳: Poray, nomá.
🧔: Entonces, Poray voy.
👨‍🦳: Buenísimo, Poray vamos juntos.

⛵️ Calle pena, barquito coraje ⛵️

En Esquel, en el Barrio Estación, cerca del tanque de agua de la Cooperativa, existe una calle, mejor dicho, un pasaje sin nombre. Su extensión oscila entre los cien y los doscientos metros dependiendo de la temperatura ambiente.
El Pasaje tiene una inclinación, una pendiente que desemboca en una gran avenida, a los pies de los cordones constantemente circulan dos hilos de agua, uno por cada cordón.
El agua aparentemente es salada y no se debe a ninguna perdida ni desagote, las breves corrientes son en realidad las lagrimas de los hijos y nietos que no alcanzaron a conocer o a despedir a sus padres y abuelos fallecidos.
En las tardes de sol o de lluvia, los niños de Esquel tienen permiso para subir solos hasta el barrio Estación, caminar hacia arriba el pasaje sin nombre, una vez arriba, escriben una carta para el abuelo o padre que no tuvieron la gracia de conocer, les cuentan los nombres de los compañeritos de escuela, las travesuras en los baldíos de sus respectivos barrios, los goles convertidos el fin de semana pasado y los primeros amores que nacen ya.
Con las mismas manos construyen improvisados y simpáticos barquitos de papel y los depositan en los hilos de agua salada al borde de ambos cordones y éstos navegan hasta desembocar en la gran Avenida, cerca del tanque, y se pierden en alocado descenso sobre la superficie del río de lagrimas que pretenden hablar a los seres queridos que ya no están.
Gracias a esta calle, los niños de Esquel no lloran en vano.

☁️ Don Ulises Barbosa ☁️

(El fabricante de neblina de Trevelin)

En la ruta que va de Trevelin hacia Aldea Escolar, a mitad de camino, existe un desvío, es una huella humilde secundada por pastos bajos y retamas elegantes. Se dice que por allí vive un fabricante de neblinas.
Al llegar, uno se topa con una tranquera petisa, hecha de esperanzas de grillos y anhelos de bichos bolita y cuando uno la abre, las liebres danzan una clásica zamba, mientras señalan el camino que desemboca en la casa Don Ulises Barbosa.
Al llegar al lugar, hay que sacarse los zapatos y sentarse a tomar un té de rosa mosqueta en una silla de juncos jubilados, junto a Don Ulises.
Según cuentan las viejas crónicas de los exploradores patagónicos, Barbosa podía sentarse en la tierra y respirar entre las nubes.
Yo mismo llegué hasta ese lugar, no puedo asegurar que vi a Don Ulises Barbosa tan grande como las leyendas lo describen, no vi ningún gigante en aquel paraje, ero si puedo asegurar una cosa, en su barba posaba un cóndor que dormitaba y esa barba condensaba un rocío que sólo las nubes saben esbozar.
En la ruta que va de Trevelin hacia Aldea Escolar, a mitad de camino existe un desvío. Es una huella humilde secundada por pastos bajos y retamas elegantes. Se dice que allí vive un fabricante de neblina.

“Bastantito”

(Etimología e historia del idioma esquelense)

Harto conocimiento adquirimos en los claustros escolares y posteriormente en recintos universitarios acerca de las mediciones en tanto longitud, peso, valor, etc. que determinan, clasifican, estructuran nuestro mundo espacio forma en una universalidad de referencias semánticas, geométricas e hijas de la álgebra que a veces olvidamos otras posibilidades de mediciones paridas en el seno de culturas aparentemente en vías de desarrollo científico tecnológico.
Precisamente y al respecto, nuevamente Esquel es punta de lanza en materia de innovación tecnológica lingüística aportando al mundo todo uno de los términos más aclamados por el mundo de la ciencia: “Bastantito”.
Acerca del mismo, ilustres investigadores y personalidades de renombre en la ciencia se han expresado al término y a al pueblo que le dio origen:

  • “…Luego de conocer el témino Bastantito en un asado de potro en Esquel, no me quedó más remedio que hacer un rollito con la teoría de la relatividad y metérmela en el culito…” (Albert Einstein)
  • “…Por la felicidad que me provoca la aparición de la palabra Bastantito en el lenguaje científico bailaría en una pata, pero por razones que ustedes sabrán comprender, me abstengo del bailongo…” (Stephen Hawking)
  • “…Ahora ya sé que contestar a los periodistas cuando me pregunten mi edad…” (Mirtha Legrand)

La aparición de la palabra “Bastantito” se remonta a principios del siglo XX cuando el almacenero y dueño del primer almacén de ramos generales en Esquel llamado “Resfalón de escarcha”, Don Tito Catrileo pierde camino a Costa de Lepá la balanza y la regla tradicional del negocio no encontrándolas nunca más. Este hecho no amaina ni sosiega el espíritu comerciante y emprendedor de Tito Catrileo quien decide continuar con la venta de yerba, fideos, tabaco y otros vicios a la paisanada de Esquel y la región, pero ante el faltante de las herramientas necesarias para medir y pesar la mercadería, opta por utilizar el sincero y estricto deseo de cantidad estipulado por los compradores.
Es decir, ante un pedido de mercadería Don Tito iba midiendo con la regla o sirviendo en una bolsa, según se tratara el producto solicitado, mientras el comerciante iba preguntando cuantos bastaban para completar el requerimiento del comprador y éste iba indicando bantan tanto, Tito o bastan un poco más Tito, cuanto bastaban para completar el pedido. El Astrólogo evangelista, el Pelotari senegalés de la Asociación Española de Socorros Mutuos Esquel Ricardo de Oro, lo describe exhaustivamente a través de un ejemplo en el párrafo del capítulo XXX “La luna está más lejos que la mierda” de su libro sobre Astrología llamado “Sosteneme el telescopio”:

“…Y al entrar el cliente al almacén de Don Tito Catrileo, este fue el memorable dialogo:

– Tito: Buen día, Don ¿qué le sirvo?
– Cliente: Un poco de yerba, Tito.
– Tito: voy echando en la bolsa, digame cuanto le basta.
– Cliente: Como no, Don Tito.
– Tito: ¿Ahí está bien?
– Cliente: Bastan un poco mas, Tito.
– Tito: ¿Ahora como va?
– Cliente: Un cacho mas bastan, Tito
– Tito: ¿Estamos?
– Cliente: Ahí bastan, Tito.

La sumatoria de clientes y el uso prolongado del “Bastan, Tito” para distintos tipos de productos lograron unificar los criterios de cliente y comerciante en el almacén, hecho que se reprodujo en muchas otras actividades comerciales de la región…”

De esta manera llega hasta nuestros tiempos el uso sistemático, coloquial y extendido entre los pobladores de Esquel y el oeste patagónico de Chubut, del término “Bastantito” que expresa una distancia y un peso acorde a las exigencias subjetivas percibidas sensorialmente por un individuo particular; es decir, ni más ni menos, ni poco ni mucho, sino simplemente “Bastantito” y a lo que algunos osados Poetas de Esquel le suelen agregar un vocablo de sentencia fuerte que clausura toda otra posibilidad de errar en la medición requerida y de esa manera viviendo o siendo turista en Esquel, junto a nosotros usted puede aprender a hablar mucho más mejor que la mierda:

“Bastantito, nomá”