
Disculpen los especialistas en cine independiente, los cinéfilos cultos con talco en las axilas y detractores del cine yanquilandia, pero debo confesar que de peque, con el capítulo «La Misión» en la película Cuentos Asombrosos, me emocioné y lloré.
Disculpen los especialistas en cine independiente, los cinéfilos cultos con talco en las axilas y detractores del cine yanquilandia, pero debo confesar que de peque, con el capítulo «La Misión» en la película Cuentos Asombrosos, me emocioné y lloré.