
Solemos hacerlo fuera del alcance de las buchonas e imprudentes cámaras que refutan, impiadosamente, las leyendas. Aquí en la Patagonia aún ejercitamos el oficio chamánico del vuelo, obviando las normas que rigen la gravedad.
Esta vieja foto en papel de fines de los 80, principio de los 90 puede leerse de dos formas. Primero, la versión academicista histórica la cual cuenta que un grupo de wachos de Esquel estaban en el campamento de pesca en Lago Rosario, justo cuando Calaverita Mateos volvía corriendo de la costa, cuando le grita a uno de sus amigos «boló saca una foto cuando salte», a lo que uno de ellos acostado en el pasto levanta la cámara sin calcular el objetivo con precisión y captura al boleo un instante.
La segunda versión, la menos difundida, dice que es el único documento histórico que confirma que en la Patagonia hombres y mujeres se atreven a volar.