
Cuando la nada era la nada y el todo aun no era todo, Hilario, el brujo solitario, lloró una lágrima sola, la gotita salada de ausencias se hizo tierra y agua.
De aquella bolita loca nacieron los seres humanos que lloran lágrimas de cómica ironía melancólica, soñando el regreso de Hilario, el brujo solitario, que se olvidó en los desiertos de presencias sus últimas penas.