💎 Juntamos piedregullo y… 💎

(Leyenda patagónica)

Los turistas y los recién arrimados a Esquel solían (suelen) mofarse de las palabras escritas en la carreta, algo tuerta de estabilidad, que reza:

“Juntamos piedregullo y…”

…sin poder observar por completa la rustica publicidad, aparentemente, estos gendarmes del lenguaje, superponían el orden y estructura de la ortografía por sobre la belleza estética y la nobleza de un trabajo ejercido por dos hombres a quienes el tiempo tirano que nos rige no pudo alcanzarlos con su zarpazo de agujas y engranajes. Lo cierto es que fueron pocos, me atrevo a contarlos con los dedos de las manos y los del pie izquierdo, quienes se acercaron hasta la mejilla derecha escrita de la precaria carreta para esforzarse en leer o preguntarle a ambos trabajadores, cuales eran las palabras que no alcanzaban a divisarse luego de “Juntamos Piedregullo y…”.

Una vez, junto a Artemio Bock, mientras estábamos realizando un mapa cartográfico de los postes de luz de la ciudad más propicios para escribir declaraciones de amor, vimos pasar la carreta y no desperdiciamos la oportunidad. Una vez al lado del carruaje ya detenido, ante la pregunta sobre el faltante de la frase, el amable hombre respondió con el tiempo de la Patagonia que ahí dice (o decía):

“Juntamos Piedregullo y mantenemos el equilibrio del mundo”

Continuó el señor, comentando que todas las localidades del planeta tienen una o mas carretas, dependiendo de la cantidad de habitantes, que están encargados de trasladar, mover, cambiar de posiciones las piedras (de todos los tamaños) de una calle a otra, de una casa a otra, de barrio en barrio, para que el eje del globo terráqueo no cambie y mantenga su estabilidad en la órbita de la galaxia y de ésta en el complejo mundo en expansión. Inmediatamente recordé que, efectivamente, siempre andaban de acá para allá con la carreta trasladando escombros, piedras, pero sin perseguir fines de lucro, sino un fin muchísimo mas altruista, resguardar la seguridad de un planeta, en este caso, la Tierra.

El querido Artemio Bock se llevó este secreto consigo a otros planos de la existencia, yo lo mantuve hasta ayer, ya que al salir de la terminal me tope con la carreta heroica y su no menos heroico conductor, me sorprendió ver sólo a uno de sus ocupantes, me acerqué, me reconoció con una débil, pero honesta sonrisa y antes que alcanzara a preguntarle sobre su compañero, el hombre me dijo que su amigo había cumplido una tarea colosal y efectiva en Esquel, por este hecho, las fuerzas que diagraman el universo le habían encomendado una labor de mayor responsabilidad, la de mantener el equilibrio de la Vía Láctea y, que si me esforzaba yo en las noches despejadas, podía observar en aquella constelación pequeños movimientos de las estrellas.

Pues bien, era la señal que la labor se estaba llevando a cabo como corresponde, no estoy plenamente convencido si hago bien en revelar este secreto que mantuve durante tantos años, pero creo que si un porteño apurado que no comprende el tiempo y el lenguaje de los coirones, o un turista que solo anda de paso, se ríe de una falla ortográfica en una carreta, me gustaría que regrese a su casa sabiendo que hay oficios en el mundo que están más allá de los gendarmes del lenguaje.

Antenoche faltó una estrella en la Cruz del Sur, pero anoche colocaron otra en el lugar faltante. Gran labor la del vecino de la carreta que junta piedregullo y…

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