🌚 La educación de las sombras 🌚

Y a pesar de la ceguera, las sombritas nos educaron.
Anoche, en mi pueblo, se cortó la luz por un tiempo más o menos prolongado, no voy a desglosar el rosario de puteadas, tropezones con sillas y cabezazos dignos de un Hernán Crespo en el área chica que le acerté a un par de infames macetas colgantes; ese es un tema para otro tomo de estas giladas mañaneras, sólo quería escribir, compadre, tal vez reflexionar, sobre lo que sucedió tras la bajada de párpados general que tuvieron las calles y casas de Esquel, ayer.
Una vez sumergidos en la ceguera, los pasos se hicieron de algodón, el silencio nos abrazó como un cósmico puff cariñoso y despacito despacito, al son de la danza de los fueguitos en velas enanas, la Vía Láctea encontró a mi familia de la mano, panza arriba, besando las estrellas.
También, jugamos a las carreras de satélites, perseguimos un choique por el infinito tras la huella de la Cruz del Sur e inventamos monstruos y fantasmitas entre las siluetas de los pinos y los techos, siempre de la mano.
Anoche, en mi pueblo, se cortó la luz por un tiempo más o menos prolongado, y a pesar de la ceguera, las Sombritas nos educaron.

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