Holliwood, 6 de agosto de 2013
Querido, Cuchi cuchi,
Recuerdo que te enojabas cuando te decía Cuchi Cuchi, sobre todo cuando jugabamos a la taba en la canchita detrás de la escuela Politécnica; pero hoy lo hago sólo para romper el hielo.
Calaverita, mi Cuchi Cuchi, no puedo dejar de soñar con lo que fue y lo que pudo ser de nosotros luego de ese verano en que yo te conocí, en que andaba de vacaciones buscando locaciones para filmar el Increíble Hulk y de repente te vi, estabas orinando al costado de la canchita de Belgrano (hoy desaparecida), dibujando con el chorro a la Mona Lisa en un álamo viejo.
Recuerdo que le dije a mi chófer que pare, bajé corriendo y te invité a ser mi guía turístico de la región.
Me llevaste a La Hoya, al Parque Los Alerces y a Moe Bar donde tu amigo Juan Antonio Mitre revolvió el fernet con una de las puas de su guitarra y yo vomité todo el ventanal.
Ay ay ay, mi Cuchi Cuchi, qué lindos recuerdos.
Pero todo cambió a la mañana siguiente cuando te llevé unas raspaditas con mate a la cama y se me volcó el termo quemándote las pelotas. Qué gritos, mama mía, corrías por el hotel recordando la vagina de mi Abuela, mi Madre y hasta la de mi Hermana, cosa que no entendí nunca.
Aquella mañana me dejaste, regresé sola a Holliwood, filmé la película Hulk, pero sin animo. Todo es horrible desde que me dejaste, mi Cuchi Cuchi.
Espero que estas palabras lleguen a tu buzón, ese al cual escupíamos los dos juntos jugando a embocarla por la ranura al llegar de almorzar los sábados de Pancheria Ana.
Adios, siempre te espero mi Cuchi Cuchi….
Con amor eterno, Jennifer Connelly
Calaverita Mateos (Esquel)
www.calaveralma.com.ar