🌜Lunático, el sembrador de lunas 🌛

Me sentía alunado, como navegando en un tumultuoso mar de celulares, tablets y computadoras, un territorio hostil y ayuno de poesía.
La pandemia había obligado a les Poetas a arrinconar sus tareas alquimistas en individualistas corrales con alambrados de algoritmos, hasta que apareció ella, si, ella, su lunar, luego su boca y, finalmente ella, quien me devolvió la vida y las ganas de trabajar por un mundo mejor.
Entonces, tomé una épica decisión y aunque muchas y muchos ahora me llamen Lunático, se que en el futuro me recordarán como aquel que abrió la tranquera a las salvajes inspiraciones poéticas.
Todas las tardes, cuando el día se pone el pijama, salgo con mi viejo cachirulo cargado de lunas, algunas menguantes, otras medialunas y bastantes lunas llenas, y ahí voy casa por casa, pueblo por pueblo, colgando lunas en los techos del ocaso, como sembrando esféricas inspiraciones que amamanten la pluma de los seres sensibles.
Tal vez, algún día, luego de sembrar vastas extensiones de lunas, pueda cosechar un beso de esa boca, cerca del lunar que me vio revivir.

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