🌚 Mi paraíso privado 🌚

El sol «resfala» pa arriba por detrás del cerro y asoma el flequillo rubio despeinando nubes.
Soledad hasta el hueso.
La omnipresencia del silencio matinal es tacleado por algunos gorriones madrugadores que ladran silbidos, en la ventana y la pava parece querer sumarse al coro mientras buchonea la temperatura del agua.
Soledad hasta el hueso.
Una pequeña cajita me acompaña en la mesa, voces de radio emigran desde su alma, el mate recibe los primeros chorros
y el pasto adentro se infla de calentura, mientras sus vapores se elevan, danzan y se dispersan a la altura de mis cejas
en sus efímeras vida.
Soledad hasta el hueso.
Macedonio Fernandez, William Faulkner y Walt Whitman se codean arriba de la mesa para ver quien me va a ofrecer sus letras, pensares, alquimia.
Soledad hasta el hueso.
Todas esas mañas, mi amor, suelen vestir algunas mañanas los fines de semanas.Todos esos caprichos, mi vida, pertenecen, tal vez, a mi único patrimonio asegurado, suelo llamarlo mi pequeño paraíso privado.

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