Bufanda de malbec y cabernet ajustada en la frente y en la nuca, licuado de almohada, frazada, corpiño, tanga, boxer y una sábana pintada al centro con una flor de tinta de semen me recuerda el entrevero de anoche y, al lado, ella y su espalda pizarrón esperando los dibujos masajes de una morning que pide revancha.
Rascadita suave desde los hombros en descenso por la columna hasta posarse en las mejillas del durazno, dedos que esquian sobre la piel hacia adelante, hasta dibujar con el pincel mayor garabatos en su sonrisa vertical, que infla su lengua rosada, se abre en flor.
Suben los dedos hasta los pechos, pinceladas circulares de arte alrededor de los pezones que se despiertan ofreciendo banquete a la queen lengua y king labio, mi respiración empaña su nuca, cada una de mis manos en su oficio de copa que albergan cada una, una teta.
De espaldas, sus nalgas me torean allá abajo, cascada de sangre se agolpa en el faro de aquel mar de deseos que pujan por expresarse y empezamos a hamacarnos, uno contra del otro, como aplausos de pieles calientes, una y otra vez, abdomen y espalda chocan, se acelera la tormenta, los ojos se cierran, los labios mordidos y la explosión sagrada baña de semen el tedio del domingo, morimos en la ofrenda de semen, vivimos en la lucha contra el tedio, somos un hermoso y exquisito sementedio.