📚 Diálogo entre la letra A y la Z 📚

Una mañana cualquiera, dos letras del abecedario que jamás se vieron juntas, entablaron su primera conversación:

A: Buen día, Z ¿me escuchas allá al fondo?
Z: Si, A, poco pero te escucho ¿Cómo se encuentra?
A: Bien ¿Usted?
Z: Tirando del abecedario para no aflojar.
A: Siempre quise conversar con usted, pero las compañeras del medio no me daban letra.
Z: Es que siempre les inculcaron que los opuestos no se tocan.
A: Tiene razón Z, además si supieran del esfuerzo que hacemos para sostenerlas a todas, creo que algún día deberíamos intercambiar roles con todas ellas para que entiendan que significa ser el principio y fin de las lenguas.
Z: ¿Alguna vez pensó en caminar hacia el lado contrario donde forma el abecedario y yo haciendo lo mismo, tal vez algún día nos encontremos cara a cara y nos conoceremos fielmente en nuestras diferencias?
A: La verdad no, pero es una maravillosa y arriesgada idea ¿Lo intentamos?
Z: Hecho! Emprendo mi camino inverso, nos vemos.
A: Lo mismo digo, hasta que la vuelta a los idiomas nos encuentre frente a frente.

Las demás letras del abecedario sintieron que quedaron desprotegidas y salieron disparando cada una para el lado que se le antojó, juntándose al azar o por voluntad propia con las letras que querían. A partir de allí, los idiomas del mundo quedaron mudos, pero empezaron a nacer nuevos idiomas más libres y soberanos que no obedecían a reglas estrictas ni a la autoridad de los diccionarios.
La humanidad no volvió a tener guerras y el odio al otro, al diferente, sólo una leyenda antigua.

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