
En uno de los canteros más pequeños de mi jardín todos los años nace una mutisia, es muy bonita y elegante, pero lo más gracioso es la jirafa que habita entre sus pétalos.
Esa jirafa es tan, pero tan cogotuda, que suelo montarme a la nuca de sus concheteadas para observar el mundo desde el arriba, ya que ella creé que es el arriba y, en realidad, es el abajo del abajo con aliento a ajo.